El mejor proceso para tomar decisiones con éxito
La toma de decisiones está presente en nuestro día a día desde que nacemos. Es un aspecto de nuestro comportamiento que no podemos evitar y que debemos hacer sí o sí a lo largo de nuestra vida. Desde que comes cada mañana, hasta las decisiones más importantes, cómo elegir la carrera que estudiar o casarte, son resultado de una meditación y reflexión previa que decidimos hacer.
Todas estas decisiones traen, directa e indirectamente, consecuencias a nuestra vida, que hacen que construyan y moldeen la persona que somos en este momento.
Todo esto, por supuesto, lo podemos aplicar al ámbito empresarial. Una empresa se moldea y se crea gracias a las decisiones que va tomando durante toda su vida empresaria. Las decisiones empresariales son un hábito diario, pero también un proceso.
Las decisiones empresariales son un hábito diario, pero también un proceso
Es muy fácil. Las buenas decisiones hacen que la empresa crezca y genere beneficios, y las malas decisiones hacen que tenga pérdidas. Sin embargo, elegir la acertada no es fácil y puede llegar a crear controversia entre los miembros de una empresa.
Entonces, ¿cómo saber que estamos tomando la decisión correcta? Como todo proceso, la toma de decisiones se puede dividir en varios pasos, que, bien ejecutados, nos aclararan el camino para elegir las mejor opción.
1. IDENTIFICA EL PROBLEMA
Antes de nada, lo más importante es conocer el problema o situación que te está llevando a tomar una decisión.
Tienes que ser capaz de describir la situación perfectamente. Céntrate en ese punto todo el tiempo que necesites hasta tener un conocimiento claro sobre las limitaciones, obstáculos e impedimentos que tiene ese problema o situación. Si conoces el contexto, serás capaz de sacar conclusiones claras más tarde.
Responder preguntar cómo, ¿A quién afecta el problema? ¿Cuándo sucedió por primera vez? ¿Quién está involucrado? o ¿Qué consecuencias tiene?, puede ayudarte a completar tu visión sobre el contexto.
2. RECOPILA INFORMACIÓN ACERCA DEL PROBLEMA
Un problema puede tener muchos involucrados y muchos factores externos que hacen que suceda. Para conocer todo esto, debes hacer una exhaustiva investigación, tanto interna como externamente, para conocer la raíz del problema y todo lo que le afecta.
Conocer el historial de tu empresa también te puede ayudar a saber que habéis hecho o no mal, e incluso, en muchas ocasiones, puede darte la solución directamente al problema que tenías que solucionar.
3. DESARROLLA DIFERENTES ALTERNATIVAS
Después de analizar y conseguir una visión completa del problema o situación del cual tienes que tomar una decisión, es momento de desarrollar diferentes alternativas que nos lleven a alcanzar el éxito.
El objetivo de esta fase es tener la posibilidad de elegir entre varias opciones. Mientras más diferentes, mejor. Es la parte más creativa del proceso, donde tu equipo y tú podéis proponer todo tipo de ideas.
Como consejo, intentad salir de vuestra zona de confort y ver la situación desde otros puntos de vista. ¡No todo es blanco y negro, amigos!
4. EVALÚA LAS DIFERENTES OPCIONES
Este es el momento de poner todas las ideas sobre la mesa y hacerlas realidad. Para eso, debemos seleccionar cada opción individualmente y realizar una lista de pros/contras que nos ayudarán a conocer la parte buena y la mala de esa decisión.
Una vez que hayamos realizado este análisis, lo ideal sería realizar un ranking por puntuación (del 1 al 10) de todas las opciones, para poder compararlas entre sí.
5. ELIGE LA MEJOR OPCIÓN
Llegó el momento de la verdad. Ya tienes toda la información que necesitas, has analizado por arriba y por abajo todo el contexto y tienes sobre la mesa todas las mejores opciones posibles que puedes elegir.
Para realizar esto, el ranking de puntuación que hemos hecho en el paso 4 es muy útil para saber cuáles de las opciones es más óptima y se adapta mejor a la situación. Si hay varias opciones que tienen más o menos el mismo rango de puntuación, deberías hacerte las siguientes preguntas: ¿Cuánto tardaría en realizar esta opción? ¿Es la más viable? ¿Sus ventajas son mayor que sus desventajas? ¿Cuál es el nivel de riesgo al que nos exponemos con esta decisión? ¿Mi empresa tiene los recursos necesarios?
6. LLÉVALA A CABO
Es el momento de la verdad y de llevar a cabo la decisión que has tomado. Para llevar esto a cabo, te recomiendo seguir estos tres consejos:
- Aceptación de toda la empresa de la decisión que se va a tomar.
- Redacción de tareas específicas para llevar a cabo la opción elegida.
- Una buena comunicación entre los miembros ejecutores de la decisión.
- Un plan específico en el tiempo, con fechas de entrega y pautas a seguir.
7. REVISA EL IMPACTO
Por último, pero no por eso menos importante, el seguimiento y control de todo el proceso anterior. Debes evaluar el impacto de la decisión que has tomado, para conocer si has elegido la adecuada.
Es muy importante tener herramientas y métrica que nos permita conocer si lo estamos haciendo bien, o, por el contrario, no estamos siguiendo el camino que hemos trazado y debemos rectificar.
Tener un feedback constante de todos los integrantes que llevan a cabo la tarea es esencial para alcanzar los objetivos propuestos.
Como has podido ver, la toma de decisiones es un proceso metódico y sencillo, que, si se realiza correctamente, puede ordenar todas las ideas que tenemos en la cabeza y nos facilita llegar a una decisión mucho más fácil.
Mientras menos incertidumbre tengamos en nuestro puesto de trabajo, más seguro estaremos de que vamos a conseguir los objetivos propuestos, es por eso que cada decisión empresarial que se tome debe estar basada en unos datos e información previamente meditada y analizada.
¡Ahora es tu turno!
Lleva todo lo aprendido a la realidad y te darás cuenta que todo proceso de toma de decisiones es mucho más fácil con la puesta en marcha de estos siete sencillos pasos.